lunes, 20 de junio de 2011

Sólo recordamos lo que nunca sucedió.

Frase de uno de los libros más increíbles que he leído, y una gran verdad.

Solo recordamos lo que nunca sucedió. Nuestras ilusiones. Nuestros sueños. Y es que el ser humano tiene por costumbre imaginar más allá de la realidad, buscando sensaciones agradables, de felicidad. Manejar la vida como a un títere, a fin de llegar a los objetivos deseados. Momentos que quisiéramos vivir, situaciones que al recordarlas nos hiciera sentir bien, felices. 



¿Quién no lo ha deseado? Viajar hacia los lugar mas inhóspitos del mundo. Llegar a ser un cirujano de prestigio. Que toque la lotería. Ser amado. Amar. Miles de historias, de recuerdos. Gente que cierra los ojos, que se evade, escapa a un mundo paralelo donde yace la vida de sus sueños. Un momento de paz inimaginable, felicidad absoluta en la palma de tu mano.

Es asi pues, como los recuerdos que han sucedido pasan a ser una muestra de nuestra existencia. Los recuerdos que nunca sucedieron mantendrán la luz de la vida y a flote los sentimientos.